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Sentir culpa tras comer: qué significa y cómo manejarlo

Una de las emociones más populares en mi consulta cuando abordamos los problemas con la comida y el cuerpo es la culpa después de las comidas. No creas que este sentimiento se da solamente en personas que sufren Trastornos Alimentarios, desgraciadamente es una situación muy habitual como consecuencia, principalmente, de vivir bajo el paradigma de la cultura de la dieta. Te cuento como superar la culpa y mejorar tu relación con la comida.

¿Qué significa sentir culpa después de comer?

La culpa es una emoción como cualquier otra que nos trae un mensaje: has hecho algo mal, has cometido un error. El origen de esta emoción nace de las normas que hemos ido integrando a lo largo de nuestra vida en función de nuestros aprendizajes y vivencias. Aunque sentir esta emoción puede ser desagradable, la realidad es que nos moviliza a tomar acciones reparadoras de ese posible error que hemos cometido. Gracias a la culpa podemos ponernos en el lugar del otro y enmendar aquello en lo que nos hemos podido equivocar.

Cuando la culpa aparece después de comer, es porque pensamos que hemos hecho algo mal en el momento en el que nos hemos alimentado. Naturalmente, sentir culpa después de comer es algo que no tendría porque pasar si no estuviéramos intoxicadas por los mandatos de la cultura de la dieta. La cultura de la dieta es un sistema de creencias cargado de innumerables normas que promueven que la forma de alimentarnos y de mover nuestro cuerpo tiene que estar gobernada por los ideales de belleza basados en al delgadez. Es decir, el eslogan es que tu forma de alimentarte tenga el objetivo de estar delgada, porque esa es la única opción correcta y, además, tiene que ser a cualquier precio. Incorporar este tipo de creencias desde nuestra más tierna infancia hace que estemos predispuestas a desarrollar una relación tormentosa con la comida que gira alrededor de la culpa.

Sentir culpa cuando comes es sentir que te estas equivocando de forma constante, lo que impacta negativamente en la autoestima y en el sentimiento de autoeficacia. Es como recordarte todo el rato que no sabes comer de forma correcta y que no tienes fuerza de voluntad para comer lo que toca, ¿cómo crees que puede sentirse una persona que no para de darse este mensaje?. Además, es un factor de riesgo que puede contribuir al desarrollo de un Trastorno Alimentario, ya que la culpa nos lleva a «corregir ese error de haber comido algo malo» y por lo tanto hace que recurramos a conductas de compensación y restricción.

Factores que contribuyen a la culpa después de comer

Uno de los motivos que promueven la culpa después de comer es que hemos categorizado alimentos en «buenos y malos» o «saludables o insanos». Esta clasificación le da un valor moral a los alimentos, como si comer unos fuera mejor que otros. Cuando comemos los «malos» se puede despertar en nosotras el sentimiento de culpa. Hay que decir que no existen alimentos buenos o malos, esto es solo una clasificación alimentaria que proviene de la cultura de la dieta y que nos ha alejado de comer de forma intuitiva. Podemos hablar de alimentos con un valor nutricional más elevado que otros, más saciantes, más sabrosos… Pero en ningún caso hay alimentos malos, a lo que le tenemos que prestar atención es a que nuestra forma de comer sea balanceada y respetuosa con nosotras mismas.

Otro factor que influye en sentir culpa después de comer es la cantidad de mitos alimentarios que hemos aprendido en base a información popular que no esta basada en ningún tipo de evidencia científica. Ahí van unos cuantos:

  • El plátano es la fruta que más engorda.
  • No se puede comer fruta después de la 18 h.
  • El desayuno es la comida más fuerte del día y la cena tiene que ser la más ligera.
  • Lo sano es comer siempre plancha y hervido.
  • La pasta nunca por la noche.
  • ….

Por último, prohibirnos alimentos también nos genera culpa. Cuando comemos siguiendo un régimen o la dieta de una revista, nos alejamos de las señales de hambre y saciedad que nos envía nuestro cuerpo. Esto ocurre porque las ignoramos ya que solo nos permitimos comer cuando lo dice en la dieta, solo la cantidad programada y solo el tipo de alimentos que marca la pauta. Cuando comemos saliendo de estas normas, es cuando nos sentimos culpables.

La influencia de las redes sociales tampoco ayuda a que nos sintamos libres de culpa a la hora de comer. Cada vez aparecen más «gurús» con un montón de seguidores en redes promoviendo dietas restrictivas y hablando de alimentación (supuestamente) saludable. Esto solo genera una mayor confusión en las personas que consumen su contenido, ya que la mayoría no tiene formación específica para dar recomendaciones sobre alimentación y lo único que pretenden es vender algún producto o ganar likes. Si consumes contenido sobre nutrición en redes, asegúrate de que la fuente de la información es fiable y ten en cuenta que nos todas las recomendaciones valen para todo el mundo.

Estrategias para manejar la culpa alimentaria

Llegados a este punto quizás te preguntas: ¿qué puedo hacer para no sentir culpa después de comer?. Lo primero que voy a decirte es que tienes que tener paciencia. Las creencias que has construido en torno a la alimentación llevan mucho tiempo contigo y deshacerte de ellas va a llevarte un gran trabajo.

Una sugerencia es que elabores una lista de aquellos alimentos con los que sientes culpa cuando los comes. Después, identifica qué creencia hay detrás de esa culpa. Por ejemplo: «me siento culpable cuando como pasta porque creo que la pasta engorda mucho». Una vez tengas la lista, empieza enfrentándote a esos alimentos incorporándolos de forma progresiva en tus ingestas diarias. El objetivo es que puedas demostrarte a ti misma en base a tu propia experiencia que no pasa aquello que tanto miedo te da cuando los comes. De esta forma, la culpa irá disminuyendo ya que los habrás ido normalizando. Ya no serán alimentos malos que dan miedo, serán alimentos neutros, sin carga moral.

Si sientes que esto es demasiado difícil para ti, siempre puedes acompañarte de una nutricionista experta en Trastornos Alimentarios con enfoque no dieta para que te de la mano en este proceso, puedes encontrarlas aquí. Este acompañamiento es fundamental para desmontar mitos alimentarios y creencias limitantes en cuanto a la alimentación.

Practicar la atención plena en el momento de la comida o mindfuleating pueden ser estrategias muy útiles para volver a reconectar con las señales de hambre y saciedad que te envía tu cuerpo, esa es la auténtica brújula que nos indica cuál es la mejor forma de alimentarnos y cómo hacerlo. La fotocopia de una dieta nunca va a saber qué necesitas mejor de lo que lo sabe tu cuerpo.

Recuerda que este puede ser un proceso complicado y que no tienes que hacerlo sola, busca apoyo en tu entorno y en profesionales especialistas en el tema si crees que lo necesitas. Por último, celebra los pequeños logros ya que al final se convertirán en grandes avances y ajusta los objetivos del proceso al momento en el que te encuentras par que sean alcanzables y realistas.

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